Todo sentimiento es poético, no todo poema es sentimental.

Hay que romper un poco con esa idea de formalizar los sentimientos.
Las palabras tienen la característica de ser impersonales, de hecho son artificiales. No soy cuidador de palabras, ni amante de ellas.
Por eso, cuaquier palabra que sea creada y movida por el sentimiento, es personal, chevere y verdadera.
Mientras se escriba con la pretensión de ejecutar un oficio, la palabra deja de tener entrañas.
No por eso se puede justificar la falta de seriedad en el expresar de la palabra, así sea dejada sobre un pedazo de servilleta.

Y los que se digan poetas son unos pendejos... No hay poetas, sólo poesía.

Todos, hacemos poesía.

jueves, 8 de abril de 2010

La placa

Hoy me ha quedado claro, sólo para mí, que no todo acto, no todo suceso que es poético es hermoso. Hoy me ha quedado claro que a veces cuando escribo, me alejo tanto del mundo que suelo equivocarme. El hecho de escribir no siempre es un reencuentro con la vida, a veces se vuelve un alejamiento de todo, un ensimismamiento de uno, un rechazo absurdo de la realidad. Entonces ya no me gusta la idea de seguir escribiendo, pero escribo. No me gusta la idea de escribir, no tengo ni las ganas de hacerlo, es tarde, estoy cansado, pero escribir a veces, como ahora solamente, se vuelve una necesidad. Y por necesidad se mueven el mundo y las hormigas. Hoy mi prima me ha dicho: -hoy quiero hacer otro correo, ya no me gusta el que tengo-, yo pienso que lo debería de hacer, es su gusto. También pienso que la energía que más se siente es la qué más se ve, y la que menos se siente menos se ve y por ella debemos tener fe.
Sigo pensando que toda actividad domestica es poética. También sigo empecinado en que toda acción de albañilería es igualmenete poética. De hecho pienso que hasta esa forma ansiosa de jugar con las manos una moneda, es tan poética como cuando veo a alguien lavar un carro o a otro pintar o a un niño hacer un dibujo. En fin, miro que todo acto es poético, lo veo, lo puedo sentir. La diferencia es, que no todo acto poético es hermoso. Supe, por una casualidad, que unos jóvenes chilenos hace algún tiempo hacían actos poéticos para alimentar su reportorio de experiencias poéticas. Creo que sí hay la necesidad de practicar tales cosas, sólo cuando quieres que te queden bien grabadas, bien cimentadas en tu experiencia. Es decir, no hay tanta necesidad de escribir un poema para hacer poesía, pues es la poesía la que antecede al poema, y con eso a la escritura misma. La teoría que hago ahora mismo, es poco importante, pues qué importa cuando antes de escribir ya había surgido el sentimiento. A veces escribo para trasmitir un sentimiento, para sacarlo de esto que es mi cuerpo, para conocerlo también, pero siempre en ese trayecto de su espontaneidad a su llegada en letras ha perdido tanto sentido. Por eso cuando se quieren decir tantas cosas es mejor darse un beso. Por eso mi padre para mi madre fue el que hizo más que lo que dijo, y en eso le estoy profundamente agradecido a mi madre.
Entonces decía, que no todo acto poético es hermoso. Y lo digo porque hace un momento he salido a la “placa” –un cruce de algunas calles donde pasan las rutas de los camiones y donde están la mayoría de los negociosos de este barrio-, y he visto a alguien llegar en su moto, sacar no sé que cosa de su bolsa y dársela a una muchacha. En esa misma esquina, esta la tienda donde estoy comprando. Yo estoy antes; primero están algunos muchachos, de edad al parecer, menores que yo, comprando no sé que cosas. Después de que llega "el de la moto", se le acercan, le hacen bulla, le piden yerba, o quizás crac, o tal vez coca, o qué sé yo, le piden esas cosas porque buscan en el fondo otras, no lo sé. Nadie es bueno ni malo, sólo heredamos un mundo ya con un movimiento. Antes, el barrio era distinto, las calles cambiaron, las banquetas y las calles se han vestido de almidón de cemento. El barrio cambió. Los que aún lo habitan heredan el ritmo de la cantina “el taliban”, compran algo que eleve, que tranquilice, que emocione, que encienda o que haga olvidar muy rápido. Antes yo era esos que delante de mí, en la tienda, compran. Nos pareciamos sólo en que desprendemos del mismo barrio y somos humanos. Antes mis amigos y yo éramos esos, pero teníamos otro ritmo, pues nosotros habíamos creado “la sociedad del garrote”, que se armaba de todos sus integrantes cuando nuestras madres estaban demasiado buenas para dejarnos quedar hasta tarde en la calle. Nuestro ritmo era distinto y fue hace tan poco. La forma de hacer poesía ahora en la “placa” es muy distinta, tan distinta que ni siquiera saben que la hacen. No soy catador de experiencias ajenas, ni trasformador social, sólo no me gusta esta manera nocturna en como el barrio se mueve, como se ha trasformado. Prefiero la mía y la de mis amigos que ya se han ido de aquí. Con ellos hice tanta poesía sin saberlo. Poesía de agua y de luna, de risa nocturna y viajera.